Me sorprendió este pueblo con casa pequeñas muy juntas pero saliendo del nucleo de estas casas enontré unos paisajes preciosos, de un color verde increible. A parte que tuve un buen guía, un pastor alemán que me acompañó a fotografiar y a comer en un sitio donde pude disfrutar del paisaje, se dejó fotografiar y al final nos despedimos, lo que me demuestra siempre que los animales son mejor que las personas.
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